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El coreógrafo Pedro Embrujo se enfrenta al ictus con las herramientas de la danza

 12 mayo, 2024

Rosa Díaz

Madrid, 12 may (EFE).- Pedro Fernández Embrujo vive por y para la danza española desde niño. Por eso, cuando un ictus obligó a este coreógrafo chileno a someterse a una craneotomía de urgencia, la zarzuela fue lo primero que recordó su cerebro al despertar.

«Cuando abrí los ojos lo primero que hice fue cantar ‘La del manojo de rosas’, según me contó mi hermana, porque yo no me acuerdo», explica en una entrevista con EFE este creador de larga trayectoria, afincado en España desde hace quince años.

Tras la operación, la danza ha seguido siendo de gran ayuda para afrontar la recuperación, que fue muy dura en los inicios y sigue siendo muy exigente a día de hoy, cuando se cumple un año del ataque cerebral.

«Tener un objetivo es primordial para cualquier rehabilitación y yo tenía uno muy claro, estrenar la obra que estaba preparando antes de la enfermedad», recuerda.

Cuando desperté de la operación, lo primero fue cantar zarzuela

La creación en la que empezó a ocupar su cerebro en cuanto volvió a la vida es «Zarzuela & Flamenco», un recorrido musical por la vida de Faustino García, empresario español de zarzuela, que llevó este género a Latinoamérica a principios del siglo XX.

El montaje se estrenó el pasado mes de febrero en la Red de Teatros de Madrid y estará de gira por España hasta finales de este año.

En siguiente paso es llevarlo a Chile, donde está previsto que llegue a principios de 2025, y después a Perú y Argentina, países en los que también dejó su impronta el protagonista de la obra.

La gira por Latinoamérica

«Faustino García empezó su andadura en Buenos Aires y después se fue Chile, donde conoció a Bruno Rocha quien, mucho después, fue mi director en la Compañía Iberoamericana de Zarzuela», relata Embrujo, que se siente «como si fuera el nieto» del empresario español, porque Rocha fue su padre profesional.

Este fuerte vínculo del coreógrafo con el relato que narra en «Zarzuela & Flamenco» fue el motor de la rápida recuperación del coreógrafo, que ahora se siente preparado para afrontar los complejos preparativos de una gira por Latinoamérica.

«Cuando salí del hospital tenía paralizada la parte izquierda, pero poco a poco he ido reconectando las diferentes partes de mi cuerpo con mi cerebro y ahora ya solo me falta la mano», aclara.

«Es muy duro para un bailarín verse tan limitado -confiesa-, pero la otra cara de la moneda es que mi profesión me está ayudando en la recuperación».

«Para la rehabilitación utilizo la misma metodología que para bailar. Si un paso no sale, hay que repetir y repetir hasta que salga, y si no sale hoy, saldrá mañana», aclara.

Un chileno dedicado en cuerpo y alma a la zarzuela

Con disciplina y voluntad, Pedro Embrujo ha logrado, a lo largo de su vida, hacer realidad más de una «quijotada», que es como él llama a las empresas aparentemente imposibles que emprende.

La primera de sus quijotadas fue dedicarse a la danza española en Chile, la segunda montar zarzuelas en España siendo chileno y la tercera estrenar «Zarzuela & Flamenco» tras sufrir un ictus.

Respecto a lo primero, el coreógrafo cree que no es tan extraño como se ve a veces desde España. «En Latinoamérica hay mucho amor por la cultura española -afirma-. En mi casa la principal enamorada de España era mi abuela, que era de padres españoles. Fue ella quien me llevó con cuatro años a la academia de danza española».

Esta primera formación, se fue enriqueciendo a lo largo de su vida por el contacto de otras músicas y otros bailes, como los tradicionales de Latinoamérica, que también están presentes en sus montajes

En «Zarzuela & Flamenco», la canción chilena «Las dos puntas», el tango argentino «Por una cabeza» y el tema peruano «Fina estampa» se alternan con composiciones clásicas de zarzuelas como ‘Doña Francisquita’ y ‘La del Soto del Parral», todas adaptadas al flamenco.

«En Latinoamérica la zarzuela tiene un público muy fiel, pero llegan pocas obras, así que creo que esta gira nos va a dar muchas alegría», afirma el coreógrafo, fiel a un espíritu optimista, que también ha sido clave para afrontar la enfermedad. EFE

rod/jgb