Imagen logo de la OPI

Ancestral y complejo, el Amazonas aterriza en Montevideo para su sexta Bienal de arte

 24 octubre, 2025

Montevideo, 24 oct.- La ancestralidad y la complejidad de un Amazonas tan rico en su biodiversidad como en su cultura indígena aterrizaron en Montevideo para una Bienal que, además de exponer la obra de 34 artistas, busca ser un aporte a la COP 30 que tendrá lugar este noviembre en Brasil.

Conscientes de que la realización de la Conferencia de las Partes sobre el cambio climático COP 30 en la ciudad de Belém «iba a darle una importancia a la región y a la Amazonia en particular», los organizadores de la Bienal de Montevideo comenzaron a amasar la idea de una edición especial.

Es que, como aseguran en diálogo con EFE el día de la inauguración de la muestra que ya reúne en el Palacio Legislativo de Uruguay la obra de artistas tanto de Brasil como de los también amazónicos Perú, Chile, Venezuela y Guyana los curadores Alfons Hug y Alejandro Denes, esta es tanto una muestra como una suerte de antesala artística de la gran cita climática global. También hay representación de artistas de Paraguay.

«Es la primera Bienal que trata de este tema, que es importante desde el punto de vista no sólo ecológico, sino también cultural y poético», señala Hug, quien resalta que la riqueza del Amazonas no puede ser reducida a su rol de «pulmón del planeta», pues trasciende lo natural y radica también en la diversidad cultural de sus pueblos, con sus cientos de idiomas y de visiones del mundo.

Son estos «contrastes» tanto de climas como de formas de vida los que, insiste Denes, se buscó volcar, a través del arte en una bienal que podrá ser visitada hasta el 30 de noviembre en la sede del Parlamento uruguayo y en la que, acota, hay propuestas de arte contemporáneo de todo tipo.

«Estamos muy contentos con cómo quedó el montaje, tenemos video, fotografía, pintura, instalaciones, arte textil, es una gran Bienal», señala quien destaca, entre otras, la «gran serpiente» compuesta de hélices de bote del brasileño Marcone Moreira y el manto de los indígenas Tupinambá presentado por Moara Tupinambá, una artista a la que describe como «muy prolífica» y comprometida con el activismo por su pueblo.

En una exposición que no solo discurre por el Salón de los Pasos Perdidos sino que también alcanza al frontón exterior del edificio, donde el uruguayo Pablo Uribe instaló dos esculturas de los indígenas charrúas Zapicán y Abayubá, también llaman la atención tanto los textiles como las pinturas de artistas como la centenaria ítalo-uruguaya Linda Kohen o el peruano Christian Bendayán.

Oriundo de Iquitos, en la Amazonia peruana, Bendayán cuenta que su obra, titulada ‘Cuando la serpiente cambia de piel’, aborda «los cambios y los nuevos tiempos».

«Es un retrato de una persona trans que se desnuda quitándose una piel de fantasía, de lentejuelas, que configura el cuerpo de una serpiente, una serpiente que además está gritando entre el dolor y el placer y que te habla de estas contradicciones en las sociedades, especialmente las urbanas amazónicas, donde si bien hay una liberación sexual (…) también hay una violencia que reprime», explica.

Si bien, dice, los límites entre las naciones amazónicas son artificiales, para el artista hay hoy «distintas amazonias» que deben empezar a trabajar «cada vez más» en unión.